· ORÍGEN DEL GRAFFITI

 

¿Cuál es el origen del graffiti?

 La palabra "graffiti" tiene sus orígenes en la palabra griega graphein que significa escribir. Esto evolucionó en la palabra latina graffito. Graffiti es la forma plural de graffito.

¿Cuándo empezó el grafitti?

Pues la historia moderna de graffiti se remonta a los años 60 cuando empezó en Nueva York, influído por la música hip-hop. Los primeros artistas de graffiti se dedicaban a firmas, y vivían y pintaban en Nueva York

Uno de los primeras artistas de graffiti firmaba TAKI 183 y fue entrevistado por el New York Times en 1971. Su nombre verdadero era Demetrius y era un joven griego que trabajaba como mensajero en Nueva York. Pintaba su firma en todos los sitios donde entregaba documentos y paquetes. Se hizo famoso y muchos jóvenes empezaron a imitarle y a buscar sitios cada vez más difíciles y llamativos donde dejar su firma. Tal vez el nombre TAKER que se utiliza para los rotuladores gruesas de tinta permanente utilizadas por los grafiteros tiene su orígen en la primera firma de graffiti conocida, TAKI 183..



Pronto, cientos de jóvenes en Nueva York, especialmente aquellos atraídos por la música rap y hip hop, empezaron a firmar por toda la ciudad, tanto que las autoridades tuvieron que gastar más de $300.000  en la limpieza del metro. El objetivo de estos primeros graffiteros era dejar su firma en el máximo numero de sitios posibles. Ganaban fama, dentro de los círculos de graffiteros, según el número de firmas y según los sitios en los que lograban firmar. Cuánto más peligroso, más estatus.

¿Quién fue Muelle? El pionero del graffiti en Madrid

Con nuestras pintadas le devolvemos a la ciudad parte del oxígeno que le roban los fabricantes de sprays. Muelle – Madrid (1990)

Detrás de esta frase encontramos a Juan Carlos Argüello, un joven madrileño, nacido en 1965 en el barrio de Campamento, a las afueras de la capital y que a principios de los años 80 creó con su firma el llamado graffiti autóctono madrileño. Una revolución social al mismo nivel que consiguió  Taki 183 en Nueva York. 

"Muelle influyó en todo, porque antes de él no había nada". La contundente afirmación pertenece a Pastron#7, uno de esos chavales que bebieron de la escuela de Argüello. Ahora es un hombre que ha cambiado los botes por la redacción: es periodista. Cuenta que Juan Carlos "se convirtió en un personaje de la movida madrileña, alguien fresco, moderno, que trajo algo que no existía y que encima cayó bien, porque lo hacía sin molestar". El grafitero tenía una ética propia: no firmaba en fachadas de casas, ni en trenes, ni en autobuses. Buscaba lugares neutros, como podían ser los carteles publicitarios de El Corte Inglés anunciando la moda de primavera-verano o el papel de los anuncios en las estaciones de metro.

Tanto era así, que hasta la Policía le tenía por un chico simpático. "Entre Muelle y la Policía siempre se da una relación cordial. No robaba, no mataba, solo pintaba su nombre en los muros. Era como publicidad, pero propia", cuenta Fernando. El contexto en el que Argüello se mueve es el de una España que abraza nuevas libertades, donde la calle se sitúa como espacio de dominio público. Madrid quiere abrirse al mundo y mirarse en otras ciudades europeas como Londres o París, en las que el arte urbano está asentado desde hace varias décadas. "Cuando le detenían, que fueron pocas veces, el comisario de turno le pedía una firma 'para sus niños', porque Muelle se había convertido en un personaje parecido a Alaska, Loquillo... a un personaje de la Movida, un icono popstar", afirma Figueroa.



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